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Nuestra experiencia con el ingreso
En la mayoría de los procesos educativos, el o la docente que transmite los conocimientos es quien también está a cargo de calificar la adquisición de los mismos. Es a partir de esta situación, que los y las estudiantes tienden a desconfiar a la hora de realizar preguntas y comentarios que denoten su nivel de comprensión, porque les resulta difícil disociar y reconocer ante cuál de los dos roles se encuentran. En otras palabras, temen hacer preguntas que expongan su desconocimiento por miedo a una probable mala calificación.
Es común también que, a la hora de calificar, el o la docente evalúe, además, su propia capacidad pedagógica lo cual implica una situación difícil y genera fricciones con los y las estudiantes durante la devolución.
Nuestra labor en los cursos de ingreso constituye una excepción a esta generalidad, ya que el equipo docente del Instituto no es el que decide quién aprobará los exámenes. Más aún, ni siquiera se trata en este caso de la misma institución. Esta particularidad nos brinda la oportunidad única de formar con los alumnos un EQUIPO para enfrentar juntos el desafío del aprendizaje y su evaluación. Ubica a estudiante y docente en un mismo lado y establece más claramente una posición afín.
En el Instituto reforzamos permanente ese sentimiento de equipo. Cada vez que ponemos una nota, ya sea en una tarea, una lección oral o un simulacro, les recordamos a los alumnos, las alumnas y sus familias que solamente se trata de un valor de referencia para saber en qué posición estamos frente a la próxima calificación "real".
Sin embargo, esta virtualización de la calificación no significa un descuido del proceso evaluativo. La calificación representa sólo una valoración cuantitativa, muchas veces numérica; una simple escala que no demuestra el verdadero grado de conocimiento de la o el estudiante y no aporta soluciones para mejorarlo en caso de considerarlo insuficiente. Por el contrario, la evaluación es un proceso cualitativo que tiene en cuenta las individualidades y aporta soluciones prácticas para el proceso de aprendizaje. Se da durante todo el contacto entre cada estudiante y cada docente, incluso en momentos de actividad más distendida, sin diferenciación de un momento particular. En su evaluación, el personal docente reconoce los intereses de cada estudiante y puede identificar la manera en que se acerca con mayor facilidad al conocimiento e, incluso, la forma que le permite a cada chico superarse.
También reforzamos esta alianza de equipo acompañando a las familias y a los y las estudiantes a rendir cada examen.